Friday, June 12, 2009

¡A ti que te importa!

Me maravilla la creatividad de Dios. En estos días vi la película HOME. (Se las recomiendo, pueden verla en YouTube). Desde que inició experimenté la presencia de Dios. Dios lo creó todo perfecto. Incluyéndonos a nosotros la especie humana. Nos hizo, como digo yo, perfectamente imperfectos. Perfectamente imperfectos para que le necesitemos. Pero eso es otro tema. Estamos en Su creatividad.


Cuando el Espíritu Santo se mueve con total libertad en la vida de alguien o de una comunidad, se manifiestan los carismas. Los carismas no son más que señales reales de la presencia de Dios en medio de su pueblo. En el Nuevo Testamento hay varios listados de carismas. Es que las manifestaciones del Espíritu Santo no son limitadas a una lista o dos. Los carismas se manifiestan según el ambiente o la necesidad de la comunidad. El Espíritu de Dios es sumamente creativo. Uno de los misioneros más reconocidos mundialmente, llamado Emiliano Tardif solía decir que los carismas son "sin cuenta", es decir, que son tantos que no se pueden contar. Me encantan la creatividad y apertura a la variedad que tiene Dios.

Las naciones son distintas. Las culturas son ricamente diferentes. Las empresas o instituciones, diferentes. Las comunidades y/o movimientos en la iglesia son distintos uno del otro. Las personas son diferentes, aun sean de la misma familia, misma crianza, mismas costumbres pero son diferentes. Son incomparables. Incomparable quiere decir que no se puede comparar. De poder se puede pero ¿para qué comparar cuando fueron creadas para ser diferentes?

Es por ello que a Jesús no le gustan las comparaciones. Cuando uno se pone a mirar lo que El le da a otra persona , a Jesús eso le molesta. Esto lo vemos en varias parábolas. La parábola de los trabajadores, llamó a algunos temprano a otros a medio día, a otros casi al final de la tarde y al final del día le pagó lo mismo a todos, creyendo los primeros que le iban a dar más. El dueño dijo que él hacía con lo suyo lo que él quería y que los demás no tenían que molestarse por como el repartía lo suyo. Esto es claro en la parábola de los talentos a uno le dio 1 talento, a otro le dio 3, a otro le dio 5. El da a Su bendita, santa y sapientísima voluntad, pero a todos da, aunque sea un talento. El problema es que si nos ponemos a mirar lo que le da a otro no valoramos ni hacemos nada con lo que nos da a nosotros.

Si nos enfocáramos en lo que tenemos y no en lo que no tenemos, si nos enfocamos en lo que hemos logrado y no en lo que no hemos logrado, si nos enfocamos en las fortalezas y no en las debilidades, si nos enfocamos más en lo que Dios ve en nosotros que en lo que otros no ven en nosotros, si nos enfocáramos más en lo que El está haciendo en y a través de nosotros y no en lo que El está haciendo en y a través de otros nos pareceríamos más a El. Cuando Pedro le preguntó a Jesús sobre Juan, Jesús le dijo: "a ti que te importa, tu sígueme". Como diciéndole deja de mirar a Juan de esa forma, porque por estar en eso no te das cuenta de lo que estamos hablando tu y yo.



Creo que el problema está en la forma en que nos miramos y miramos a nuestro al rededor. Realmente está científicamente demostrado que nuestro cerebro sólo capta las diferencias. Pero el que hacemos al detectarlas es lo que nos identifica como discípulos de Jesús. Podemos:



1. Atacar las diferencias (un ataque inmediato, sin pensar ni evaluar el que las cosas no tienen que ser como yo considero).
2. Comparar las diferencias (comparar con una mirada crítica resaltando que no es aceptable lo que es distinto).
3. Envidiar las diferencias (Querer lo que no tenemos o no nos corresponde de tal forma que no reconocemos lo que sí tenemos).
4. Aceptar las diferencias (como lo más normal y hasta agradecerle a Dios por ellas).

No creo que a Jesús le guste cuando una iglesia se compara con otra. He escuchado a muchos católicos compararse con los evangélicos y viceversa. No creo que a ningún padre le agrada que sus hijos se comparen, mucho menos a quien llamamos Padre Nuestro. Jesús manifiesta Su Espíritu de forma distinta en las distintas comunidades hasta de una misma iglesia, ampliemos la mirada, ensanchemos el corazón, seamos más amplios de mente y corazón. Vivimos en un tiempo en el que hace falta la variedad y nosotros la familia cristiana podemos darnos el "lujo" de tener mucha, pero mucha variedad.

Que la próxima vez que le preguntemos a Jesús por la otra iglesia, comunidad, ministerio o persona sea realmente porque me importa su bienestar o desarrollo y no porque esté tratando resaltar que El se esté manifestando distinto en mí en comparación con el otro. Pues quizás por esa actitud de estar atento al otro y no a El es que no me doy cuenta de las maravillas que está haciendo en mí, en mi comunidad, ministerio o iglesia.