Wednesday, April 22, 2009

La experiencia del indio

Es màs fácil imaginarnos a alguien crucificado muriendo dolorosamente que imaginarnos a alguien levantarse de su lecho de muerte. Es por ello que es mucho más fácil creer en la visibilidad de la cruz, que en la invisibilidad de la resurrección. Es muchísimo màs fácil hacer una película de la pasión de Cristo que de Su resurrección. Pero la verdad es que si Jesús no hubiese resucitado estubiesemos perdiendo el tiempo leyendo la biblia, participando en la iglesia, cantando alabanzas y dando testimonio de alguien que solamente hablaba bonito y realizaba curaciones. La resurrección de Jesús es lo que nos aparta de todas las demás creencias religiosas del mundo. (1 Cor 15,14).

Hace unos años se hizo una encuesta entre los creyentes franceses y sólo un 24% de los encuestados creía que Jesús realmente había resucitado, y un sólo un 48% de ellos creìa que a través de Jesús un día resucitarían los creyentes. (Yo le doy gracias a Dios que eso pasó hace muchos años y que ahora de seguro los creyentes franceses creen más en la resurrección que ahora, ademàs eso pasó por allá por Francia esto no pasa entre nosotros. ¿Verdad que no?)

Cuando comencé a escribir esto tenía una indecisión sobre que título ponerle. Estaba entre: Retar al Resucitado o La experiencia del indio. Ya te diste cuenta el título que elegí. La cuestión es que en esta época en que celebramos el triunfo sobre la muerte me pregunto si realmente estamos conscientes de lo que celebramos, si realmente estamos viviendo lo que proclamamos, si realmente nuestra vida y nuestra mentalidad está afectada por la creencia de que Jesús resucitó de entre los muertos y que nosotros también lo haremos.

Tomás, el apostol, retó a Jesús resucitado. Tomás a diferencia de otros de los discípulos/apostoles no creía por el testimonio de los demás. Cuando se reunió de nuevo con ellos, fervorosamente le decían como ellos le habían visto, que habían hablado con El. Que Jesús había resucitado como lo había prometido. Tomás aparentemente era muy terco. No les creyó. Quien sabe, pues la biblia no nos precisa el tiempo que ellos duraron tratando de convencerle de que verdaderamente Jesús había resucitado. Quien sabe cuantas horas inviertieron los demás en convencerle, gastando saliva, hablando, dando testimonio de su experiencia con Jesús el resucitado. Tomàs ni se inmutaba. Puede ser que no le dejaban hablar, pues es un estilo de evangelización muy arraigado entre los creyentes no dejar hablar al otro y dispararle una metralladora de citas bíblicas sazonadas con testimonio, pero sin darle la oportunidad al otro de que se exprese. Pero cuando hicieron silencio y dejaron a Tomás hablar el dijo, te lo voy a decir con mis propias palabras, voy a defender un poco a Tomás ahora, el dijo o a mi entender el quiso decir: "Me parece hermoso lo que me dicen. Me alegra que ustedes se hayan encontrado con Jesús resucitado, pero esto es algo que yo no puedo aceptar así de fácil, esto es algo esencial, para yo creerlo y comprometer mi vida en ello, yo tengo que tener mi experiencia personal, yo quiero, anhelo, deseo creerlo, pero no lo creo aún. Yo no quiero fundamentar mi vida en las palabras de otros, sino en Su Palabra, no se ofendan conmigo pero yo quiero que sea Jesús, el Crucificado Resucitado que así como se acercó a ustedes se acerque a mí y me regale experimentarle resucitado. Yo no quiero tener una fe superficial yo quiero profundizar en El por ello, si El me lo permite quisiera hasta entrar mis manos en Su hermosas heridas, quiero entrar en El". ¡WAO!



Desde aquel día que leí este episodio bíblico en oración entendí varias cosas:

- Entendí que no puedo juzgar a nadie que no crea en la resurrección de Jesús, no puedo forzar a nadie a creerlo tampoco, que esto es algo muy personal y esencial, esto es lo que hace a la fe, una verdadera fe y esto tiene que surgir desde una experiencia real con El Resucitado. Esto no viene de leer un libro o escuchar una predica esto viene de un encuentro real con Jesús resucitado.

-Desde aquel momento también entendí que Jesús resucitado sólo le regala esta experiencia a los que la desean, a los que están por lo menos anhelando que la Palabra de Dios se cumpla, aunque no crean en totalidad lo que Jesús dijo. (Los discípulos de Emaús, Pablo y el mismo Tomàs deseaban esto aunque no lo creían completamente).

- Entendí que en cuanto a lo esencial de la fe, es perfectamente aceptable retar a Jesús. No hay verdadera fe sino creemos en la resurrección de El, esto es esencial. En algo así Dios no se molesta por el reto, le agrada, pues ese reto es ya el inicio de la fe. "Yo quiero tener un encuentro con el Resucitado"

Te cuento lo del indio, es un cuento que ilustra mucho: Una vez un vaquero de estos que aun quedan en el siglo XXI andaba en su caballo dando un paseo. De repente encuentra a un indio, de esos que quedan todavía en los Estados Unidos, el indio estaba con el oido en el suelo como si estuviese escuchando el susurrar de la tierra. El vaquero le dice:
- Hello indio, ¿Qué haces?
El indio no dice nada.
- ¿Estás escuchando algo? Pregunta el vaquero.
El indio dice:
- Un Mercedes Benz... clase S ... 2009... 2 personas dentro del vehículo... el copiloto llevar un perrito en sus brazos... registro #ft4457.
Dice el vaquero.
-¡Wao indio todo eso escuchas con solo poner la oreja en el suelo!
-¡No seas idiota, hace unos minutos me atropellaron y esos son los datos que tengo del vehículo que lo hizo, ayudame a pararme de aquí!

El indio sabía lo que sabía no porque lo había oido, sino porque tuvo una experiencia del Mercedes que le pegó. No sé si sea un buen ejemplo pero así como el indio tuvo un encontronazo con ese vehículo y podía dar detalles de las interioridades, de quienes iban dentro, la clase de vehículo y hasta el registro. Esto debe ser igual en cuanto a Jesús, todos necesitamos un encuentro personal/real con El, para poder creer y vivir lo que nos plantea la Palabra de Dios a través de Su iglesia.


A los 8 días Jesús se aparece de nuevo entre los discípulos, ahora allí estaba Tomás. Jesús le llamó y mostrandole sus manos, le dijo que entrara sus dedos, le mostró el costado para que entrara su mano. Aquel día Tomás creyó, no por lo que le habían dicho desde pequeño, no porque alguien le habló bonito sino porque en medio de un grupo de hermanos, teniendo deseo en su corazón de vivir esta experiencia, Jesús se le manifestó y se encontraron. Yo me imagino cuando Tomás contaba esta experiencia, de seguro lo hacía sin remordimientos, ya que gracias a el tenemos una nueva dicha, la dicha que tenemos los que creemos sin ver, pero aunque no vemos podemos experimentarlo y percibir Su presencia. Tomás cuando entró sus dedos en las heridas de Jesús, dijo: "Señor mío y Dios mío". ¡Que palabras! Sólo una persona realmente convencida de la verdad le dice esto a Jesús. "La fe es el certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve". (Heb 11,1) Recuerda que "caminamos por fe y no por vista." (2 Cor 5,7)

Te reto a que le retes. ¡Atrevete! Si quieres experimentar al Resucitado, dile de todo corazón: "No quiero que sigan pasando los días sin yo encontrarme contigo. Si lo que dice la Iglesia es verdad, yo quiero ser iglesia. Jesús acércate y dejame experimentarte."