Wednesday, October 27, 2010

Que la mañana te sorprenda corriendo

Acabo de llegar de vacaciones. Estuve con mi esposa en las ciudades de Chicago y New York. Chicago no la conocíamos, NYC es una de nuestras ciudades favoritas. Nos encanta visitarla. Tengo familia y amigos en esa maravillosa ciudad. Tengo recuerdos entrañables y recuerdos cómicos.


Recordaba aquella ocasión en la que andaba por Washington Heights (una parte llena de dominicanos, lo cual a mejorado mucho pero antes era un caos). Salía de casa de un amigo y me dirigía hacia la estación de metro o subway (tren subterraneo de la ciudad) esta es una de las estaciones más subterraneas de la ciudad, hay que bajar muchas escaleras para llegar a las vías del tren. Inicié a descender por las escaleras, cuando llevaba ya un buen trecho. Veo a un hombre joven subiendo las mismas escaleras que yo iba bajando, pero el subía corriendo y con cara de susto. Me mira y me dice gritando: “Run!!! Run!!!”. (¡¡Corre!!, ¡¡Corre!!). Dí media vuelta y salí corriendo tras el. Luego veo que viene una muchedumbre corriendo y subiendo las mismas escaleras que nosotros. Entre correr y preguntarme que estará pasando atino a preguntarle. “¿Qué pasa? ¿Por qué corremos?” Y el tipo, que todavía está alterado y corriendo frente a mí me dice: “I don’t know what happened, but run man, run!!!”. (No sé lo que pasó, pero corre, corre). Entramos a un mini supermercado a guarecernos, los dominicanos en New York le llaman bodega a estos lugares. Cuando entramos como 2 perseguidos el dueño se asustó y nos quería echar. Yo me sentía en medio de una escena de una película sobre cultura dominicana en NYC. Mi líder al cual yo seguía discutía con el señor de la bodega y le explicaba que estabamos huyendo y necesitabamos escondernos. Lo cómico fue cuando nos preguntó de qué huíamos. Nos miramos y lo miramos. Y tuvimos que confesar que no sabíamos de que huíamos. Corrimos como 2 locos sin saber de qué. Nos escondíamos sin conocer la razón de nuestra carrera. En fracciones de segundos hablo conmigo mismo internamente. Esto te pasa por comenzar a correr sin saber por qué. Por seguir a alguien que no conozco. Pero por otro lado ¿Qué hubiese pasado si no corro? ¿Qué hubiese pasado si no le hago caso y sigo bajando las escaleras? o si en vez de correr hubiese subido pero caminando con calma.

Luego los 3 miramos hacia fuera, llegaron varios carros de policia y una van. Los policias salieron y comenzaron a detener a todo el que veían salir de la estación subterranea. Esposaban a las personas y las metían en la van. El dueño de la bodega salió a ver de más cerca. Yo me quedé como estatua. El tipo al que le caí atrás corriendo dijo: “la policía atrapa a todo el mundo, luego averigua. Nos salvamos.” Me dí cuenta de que casí me atrapaban y gracias a que le creí a este y salí corriendo me salvé de una experiencia no deseable en la cárcel de NYC. Esto nunca lo olvidaré. Jamás he vuelto a ver al tipo que me gritó que corriera. Se lo agradeceré siempre.



Dice un proverbio africano: “Todas las mañanas en África, una gacela amanece sabiendo que si no empieza a correr, será presa de un león y perderá su vida. Y todas las mañanas en la misma África también amanece un león sabiendo que si no empieza a correr, no logrará comerse a una gacela y morirá de hambre. Así que ya sea que te haya tocado en la vida ser león o gacela, que la mañana te sorprenda corriendo.”


Increiblemente en la historia de la Iglesia cuando los cristianos han estado corriendo es cuando más unción han tenido a su favor. Es cuando más poder de Dios se ha notado en y a través de ellos. Basta con una lectura no muy profunda de el libro de los Hechos de los Apostoles. Hoy día muchas comunidades están viviendo comodamente su ser cristianos. Muy enfocados en “construir” algo que la gente diga “WAO!”. Hoy día tener un lugar o un evento que atraiga a las personas y que vengan es lo máximo. Pero al inicio no había nada de esto. Lo único concreto que tenían era el mandato de Jesús de ir a evangelizar, el mandato de salir a, de correr hacia. A diferencia de lo que me ocurrió en NYC, los 1eros cristianos sabían que tenían que correr, que salir, que ir. Sabían a quien seguían. A Jesús resucitado. Sabían que si se q
uedaban quietos esperando que la gente viniera esto sería desobediencia. Ir, salir, correr era obedecer.


Esta obediencia es atractiva para la presencia de Dios. A Dios le atrae el dinamismo no el activismo. A Dios le atrae el dinamismo no el estar estático, haciendo lo mismo de siempre. No es lo mismo estar quieto frente a un Dios que te inquieta por los demás, que estar quietos haciendo lo que entendemos que es comodamente agradable para Dios y para todos.


Estamos en tiempos en los que hay que salir, ir, correr. Quien no lo haga se perderá de lo que Dios está ya haciendo. En NYC yo me salvé al correr. La salvación que nos ha regalado Jesús no es estática, es dinámica. No es que ya estoy salvo y gloria a Dios. Es que estoy salvo y esto me mueve a buscar a otros para así darle gloria a Dios. No es invitando a que vengan. Ni construyendo para que vengan. Ni ideando eventos para que vengan sino teniendo toda nuestra vida cristiana enfocada a que si no vamos, si no salimos, si no cor
remos entonces de que sirve el estar “salvados”.


Los signos de la presencia salvífica de Dios se hacen evidentes cuando “corremos”. Cuando no se manifiestan es porque estamos muy quietos, muy estáticos. Muy admirados de lo que ya estamos haciendo por y para Dios. Sin darnos cuenta de que Dios no necesita que hagamos nada por y para El, pero muchas de las personas que nos rodean si necesitan del Dios que tenemos. Muchos creyentes jamás verán a Dios obrar sobrenaturalmente a través de ellos sin dar el paso, sin moverse hacia, sin atreverse a. Pues esto es confiar y sin confianza ninguna relación puede resultar y esto no excluye nuestra relación con Dios.


En mi pequeña comunidad estamos viviendo un tiempo de amanecer en el cual estamos “despertando” y dándonos cuenta que tenemos que correr, y por en
de nuestra fe se está fortaleciendo. Pasamos de ser cristianos de teoría a cristianos de práctica. Con esto no digo que ya llegamos, creeme aún estamos corriendo.

En fin, estamos todos llamados a correr y que nada en nuestra vida cristiana nos impida correr. Correr como Pedro y Juan cuando iban al sepulcro a comprobar que el Crucificado ya había Resucitado. Correr como lo hicieron los creyentes de Jerusalem al salir hacia Judea, Samaria y hasta los confines de la tierra. Es sólo corriendo como veremos y seremos testigos de que lo imposible se hace posible. Espero que a todos la mañana nos sorprenda corriendo.


¡Ah perdón! De seguro te preguntas que fue lo que originó la corrida aquella en la estación de NYC en la que estuve. Lo que ocurriò fue que dos personas se pelearon, uno de ellos tomó una cuchilla e hirió de muerte al otro. No sé en que paró aquello, pero lo
nuestro es que aquel que murió en la cruz esta realmente vivo y para verlo actuar en y a través nuestro hay que correr.