Saturday, September 27, 2014

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Por mucho tiempo me enfoqué sólo en las redes sociales y descuidé este blog pero comencé otro en mi página web.

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Monday, March 14, 2011

¿Qué opina Dios sobre el dinero?

Hace unos días en mi grupo pequeño de comunidad recibimos la maravillosa visita del ecónomo general de los Siervos de Cristo Vivo (comunidad a la que pertenezco). El ecónomo general es el encargado de administrar los bienes materiales de la CSCV. Principalmente administra el dinero de la comunidad. Este hombre de fe nos contó como Dios desde siempre ha provisto para la CSCV y cómo en su vida personal el Señor le ha guiado a dar cada vez más de sus ingresos para la obra de Dios. A la vez nos testíficaba como Dios es generoso con los desprendidos, que con pureza de intención, invierten en el Reino de Dios.

Como siervo misionero me cuido mucho
de hablar de esto por distintas razones: Uno, por la cantidad de diferentes opiniones sobre el tema del dinero en la Iglesia. Dos, porque después andan diciendo que yo hablo de dinero para que la gente de más ofrenda. Tres y principalmente porque tantos predicadores, ministros laicos y ordenados se sirven del pueblo de Dios en vez de servir al pueblo de Dios manipulándolos con esto del dinero. Yo pensaba que para que no me compararan con "ellos" debía callarme de hablar sobre este tema pero hoy día entiendo que si a Jesús le interesaba tanto el tema del dinero y yo soy Su discípulo a mi también me debe interesar, a Jesús le interesaba tanto que 12 de las 38 parábolas hablan de dinero así como 1⁄6 de los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas se dedican al tema.

A raíz de esa visita he estado pensando mucho sobre el dinero y la opinión de Dios sobre ello. En mi caso, gracias a Dios, el dinero ni me falta ni me sobra, aunque siendo sincero, en momentos me he preguntado y le he preguntado al Señor cómo podré enfrentar ciertos compromisos futuros, a lo cual he sentido Su voz decirme: "Confía en mí". A continuación comparto lo que he estado pensando, esto sin afán de convencer a nadie, es sólo mi punto de vista, intentando fundamentarme sobre todo en la Palabra de Dios más que en mi propia sabiduría o experiencia.

¿A quien pertenece lo que tenemos?

Como los siervos de la parábola de los talentos a todos se nos confía "algo de talento". Hay que tener en cuenta que hoy día cuando hablamos de talento entendemos que es alguna habilidad o don, pero en la época de Jesús era una medida o cantidad de dinero. No está mal entender que los talentos de hoy nos generen ingresos o una buena cantidad de dinero y que a unos se nos dio más y a otros por designio de Dios se nos dio menos. Pero quien nos da los talentos o habilidades para adquirir dinero y/o posesiones es Dios y según el sentido de la parábola nosotros no somos más que administradores de lo que se nos confía.

Si un creyente no tiene la convicción de que todo cuanto posee, desde su salud hasta su último centavo, es de Dios y no suyo, entonces tiene una fe superficial. En el Reino de Dios cuando la fe no toca lo material la fe es superficial. La realidad es que todo es de Dios y lo tenemos por un tiempo para que lo administremos, sin esta convicción todo lo que se diga sobre dinero y posesiones no servirá de nada. Entonces si lo que tenemos, sea dinero o posesiones, es de Dios y nosotros sus administradores quiere decir que debemos administrarlo según sus indicaciones y no como nos de la gana. De esto depende el éxito o el fracaso en cuanto a las finanzas de muchos cristianos.

Las cosas que cuentan para la eternidad no se adquieren por transacciones bancarias ni con tarjetas de crédito. Nuestra cultura del siglo XXI nos dice que el dinero es seguridad, libertad, poder, identidad, placer y felicidad. Esto podrá ser verdad, pero solo por el momento, pues cuando culmine el Reino de Dios esto no tendrá valor. Hoy día se mide el éxito según la cuenta de banco o las posesiones. El éxito financiero se convierte en un ídolo sin estatua que se lleva en el corazón. Hoy día se adora el bienestar y la abundancia en posesiones materiales. Para muchos la única medida de valor que una persona tiene es su cuenta bancaria, para estos lo primordial es lo material. Pensar así es un engaño del enemigo pues en el Reino de Dios valemos porque Jesús se entregó por cada uno de nosotros tengamos o no posesiones.

Hoy día muchos cristianos jamás caerían en inmoralidades sexuales o en pecados de tipo corporal pero sí caen en la tentación de amar el dinero. Olvidando que el dinero es una extensión nuestra, es como si fuera parte de nuestro cuerpo, pues para Jesús donde está nuestro tesoro/dinero ahí está nuestro corazón (Mt 6,21). Jesús no ve una separación entre el dinero y nosotros. Es alarmante como muchos creyentes incluyendo líderes han sido neutralizados en sus capacidades espirituales por el materialismo y el amor al dinero. Es como si esto les robara el poder y el amor de Dios de sus vidas.

Jesús dijo:"No puedes servir a Dios y al dinero" (Mt 6,24) Por otro lado leemos: "No amen el dinero; conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: "Nunca te dejaré ni abandonaré". (Heb 13,5) Nosotros, así como Jesús y Pablo podemos aprender a vivir contentos con lo que tenemos, vivir modestamente y libres para servir a Dios.


¿Cómo ve Jesús la riqueza material?

El dinero podrá ofrecer mucho hoy día pero demanda mucho más de lo que ofrece. Es como si dijera:"Dame tu corazón y yo seré tu salvador". Sus promesas son de las mejores mentiras que satán lanza como tentaciones a los creyentes. Por ello Jesús habla de que donde está nuestro tesoro allí está nuestro corazón. Por esto también nos dice que el dinero es como un señor y que no podemos servir a dos señores. Porque el amor al dinero y las posesiones exige lo mismo que exige la adoración, tiempo, atención, imaginación, esfuerzo, corazón, energía, etc. y como nos dice en Mt 6,24 amaremos a uno y odiaremos al otro y que no los podremos servir a ambos a la vez.

Si nosotros logramos tener una correcta visión cristiana sobre el dinero muchas otras cosas estarían resueltas en nuestras vidas. Esto activa la fe en el poder de Dios sobre lo físico y material dejando atrás la visión espiritualista de que Dios sólo ejerce su poder sobre lo espiritual e invisible. Jesús, el Señor, tiene control de todo lo que pongamos bajo Su señorío. Ser Señor de nuestro dinero es que El tiene el derecho de disponer de ello cuando y como quiera.

Jesús no veía la riqueza material como algo positivo, todo lo contrario le daba duro a eso de tener demasiado, vemos en los evangelios palabras que a veces espiritualizamos mucho para quitarle un poco de dureza, pero la verdad que podrían sonar ofensivas para mucha gente:

"Si quieres ser perfecto anda vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, así tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme". (Mt 19, 21)
"Vende lo que tienes y dáselo a los pobres, esto les procurará una cartera que no se vaciará, riqueza sin fin en el cielo donde el ladrón no puede entrar ni la polilla destruir". (Lc 12,33)
"Cualquiera de ustedes que no deje todo lo que tiene no puede ser mi discípulo" (Lc 14,33)
"Que difícil será para el rico entrar al Reino de los Cielos" (Mc 10,23)

Pablo, como buen discípulo iba por el mismo camino, advirtiendo sobre lo que llamo el efecto narcótico del dinero y las posesiones sobre los creyentes, efecto que al igual que cualquier narcótico puede llevar la fe de cualquiera a la ruina.

"Los que quieren hacerse ricos caen como en una trampa y se ven asaltados por muchos deseos insensatos y perjudiciales que hunden en la ruina y condenación a cualquiera. Porque el amor al dinero es raíz de toda clase de males; y hay quienes, por codicia se han desviado de la fe y se han causado terribles sufrimientos". (1Tim6,9-10)
"A los que tienen riqueza de esta vida, mándales que no sean orgullosos ni que pongan sus esperanza en sus riquezas, porque las riquezas no son seguras. Antes bien, que pongan su esperanza en el Señor el cual nos da todas las cosas con abundancia y para nuestro provecho"(1Tim6,17)

Pablo con su caracter enérgico le dice a Timoteo quien es un nuevo líder que MANDE a los ricos a poner su esperanza en Dios, más adelante le pide que los MANDE a compartir lo que tienen. Estas no son palabras suaves. No dice que es una sugerencia, ni un amable recordatorio sino un mandato.

¿Es cristiano tener ambiciones?

Entonces nos viene la pregunta ¿para ser verdadero cristiano tengo que ser una persona sin ambición en la vida? Creo que no. En ningún lugar vemos en la Palabra de Dios ideas contrarias al sano ambicionar.

"Anda a ver a la hormiga perezoso, fíjate en lo que hace y aprende la lección, aunque no tiene quien la mande asegura su comida en el verano y la almacena durante la cosecha" (Pro 6,6)
"De todo esfuerzo se saca provecho, del mucho hablar solo miseria" (Pro 14,23)
"En la casa del sabio hay comida y aceite, pero el necio devora todo lo que obtiene" (Pro 21,20).
"Quien debe es siervo de quien le presta" Pro 22,7
"Busquen primero el Reino de Dios y su justicia, todo lo demás vendrá como añadidura" (Mt 6,33).
"Ustedes deben ambicionar los mejores dones" (1 Cor 12,31)

El problema no es querer dinero y posesiones sino el para qué lo queremos. Para tener más y más o para servir más y más. Poseer para amar, poseer para dar o para jactarme de lo que tengo. Si pongo en primer lugar el Reino de Dios y luego su justicia estoy declarando que ambiciono en primer lugar la voluntad de Dios y que pongo al servicio del Reino hasta mi último aliento. La sociedad de hoy nos anima a producir dinero pero no necesariamente con la óptica bíblica de trabajar e invertir sabiamente. Hoy día acortar camino con esquemas de hacerse rico rápidamente es totalmente lícito, robar, truquear los libros contables es hasta celebrado en ciertos ambientes. Justificaciones como "yo le robo al gobierno pues el gobierno me roba a mi" no son dictados del Espíritu Santo, cuidado a quien le estamos prestando atención.

Algunas ideas que he sacado de las citas bíblicas anteriores:
1. A Dios le agrada que ambicionemos lo mejor para que demos de lo mejor. La ambición en sí no es mala, vivir sólo para tener sí lo es. Hacen falta más ricos generosos en la Iglesia.
2. La mejor inversión que podemos hacer es en el Reino de Dios y todo lo demás vendrá por añadidura. Según Jesús si buscas el Reino, si te interesas por el Reino, si inviertes en el Reino TODO lo demás vendrá. Muchos por más que invierten en sus negocios no avanzan olvidando que si invierten primero en el Reino su negocio será añadido como beneficio de lo invertido al Reino.
3. Dios prefiere que ahorremos a que debamos. Nos desesperamos en tener y pedimos prestado para satisfacer nuestro deseo de tener, pero si hubiésemos ahorrado con paciencia pagaríamos sin intereses lo que deseamos y además viviríamos sin deudas. Dios no está ni en contra de tomar dinero prestado ni de ahorrar pero prefiere para Sus hijos el ahorrar pues nos da más disciplina y nos enseña el valor del dinero en el tiempo.

¿Dónde poner nuestro dinero?

"Traigan su diezmo al tesoro del templo y así habrá alimentos en mi casa. Pónganme a prueba en eso a ver si no les abro las ventanas del cielo para vaciar sobre ustedes la más rica bendición". (Mal 3,10)

Trabajar honradamente e invertir o ahorrar sabiamente es parte del plan de Dios para Sus hijos. En el mundo se ahorra e invierte para acumular y asegurar placer y bienestar futuro pero los que pertenecemos al Reino de Dios invertimos para dar gloria a Dios y honrar Su Nombre. (1Cor10,31) Si todo lo que tenemos es de Dios, entonces la única sabia inversión, la que nos conviene hacer es la que El aprueba. Y Dios aprueba que demos de nuestros ingresos para que avance su Reino. Esto no quiere decir que está prohibido ahorrar o invertir, siempre y cuando nuestro ahorrar o nuestras inversiones no nos lleven a deshonrar Su Nombre.

Dios aprueba lo que le da a El la gloria y el honor. El diezmo es como una inversión mensual en el Reino de Dios que le hará bien a la evangelización pero a la vez le hace bien al que dona pues está confiando en que Dios se ocupará de "todo lo demás". A la vez el diezmo es como un antídoto ante el narcótico del amor al dinero, mensualmente nos desprendemos de la décima parte de los ingresos que recibimos para curarme del afán por tener más. El diezmo es cómo una prueba de que todo cuanto poseo no es mío, sino de Dios y para su Gloria.

Mi ecónomo general nos contaba como hace unos años el hoy Mons. Victor Massalles, obispo auxiliar de Santo Domingo, le decía que ya Dios no pedía el diezmo que eso era en el antiguo testamento y que hoy día en el tiempo del nuevo testamento Dios lo pedía todo. Mons. Masalles tiene toda la razón y estoy seguro de que no lo dijo pretendiendo que llevemos todo lo que tenemos a la Iglesia. Entiendo que quería hacer notar que todo pertenece a Dios y que le debemos a Dios mucho más que el diezmo, que el diezmo en el nuevo testamento es mas bien lo mínimo que podríamos devolverle a Dios de todo lo que recibimos de El, luego de habernos dado a Jesús.

El diezmo es como una muestra de que TODO lo nuestro es de Dios y por ello nos desprendemos de lo MÍNIMO, es decir, de la décima parte de nuestros ingresos para aportar al avance de Su Reino. Creo que en esta época del nuevo testamento el diezmo es el mínimo que podemos entregar a Dios para que no falten recursos y Su Nombre sea conocido y luego de conocido pueda ser amado.

El dinero es compromiso

Cuando en una parroquia y/o casa de comunidad faltan recursos para actividades de evangelización es porque los miembros no están comprometidos con su dinero. Unos dirán que dan su tiempo. Otros dirán que dan su oración. Las dos son ofrendas validas, pero el templo necesita recursos económicos para que ciertas cosas sucedan. "Que sean otros que den pues yo tengo poco", puede que sea verdad que otros tengan más pero Dios no dijo que los que tienen poco están libres de apegos, créeme que he conocido pobres más apegados a lo material que muchos ricos. Otros dirán "yo no sé que van a hacer con ese dinero" pues si el saber que hacen con “tu dinero” te ayudará a ser más desprendido pide que te muestren la transparencia del uso del diezmo, pero si esto es sólo una excusa para no dar, la cuaresma es una buena época para cambiar de mentalidad.

Me he dado cuenta y puede que me equivoque pues me equivoco mucho, que muchos que dicen estar comprometidos con el Señor pero no están comprometidos con una comunidad en concreto, no diezman. Es como decir estoy comprometido con Cristo pero no con la comunidad. Estoy comprometido con la cabeza pero no con el cuerpo. Me importa la cabeza pero no me importa que al cuerpo le falte de lo que yo tengo. Es como un matrimonio pero con separación de bienes.

Criticamos mucho otras iglesias pero por el hecho de que unas lo hagan mal no quiere decir que otras aprovechen esta verdad bíblica para bien del Reino de Dios. Me parece que cuando una persona se va a comprometer con una comunidad en concreto, no sólo hace un acto frente al público sino que dice aquí está mi dinero. De seguro no todo su dinero, pero por lo menos la décima parte, es decir su diezmo.

Todos los cristianos deberíamos estar comprometidos a dar el diezmo a nuestra comunidad. Aparentemente un gran porcentaje no cumplen esto. De seguro habrán muchas excusas para que esto sea así. Unos dan lo que les parece, otros posiblemente den más de la décima parte, esto sólo Dios y puede que el ecónomo de cada casa lo sepa. Pero estoy seguro de tres cosas: 1.Quien diezma en la comunidad tiene más probabilidad de compromiso con la comunidad o parroquia que el que no diezma o reparte su diezmo en otras iniciativas eclesiales, porque donde está el tesoro, donde está "el dinero" ahí está nuestro corazón. 2.Quien diezma aunque pase por dificultades momentáneas tiene encima "el cielo abierto" y recibe abundantes bendiciones (Malaquías 3,10). 3.Quien diezma está comprometiendo mensualmente "su bolsillo" con la evangelización, es decir con el avance del Reino de Dios en un lugar concreto para que "no falte alimento (evangelización) en Su casa".

¡VENGA A NOSOTROS TU REINO SEÑOR!

Wednesday, October 27, 2010

Que la mañana te sorprenda corriendo

Acabo de llegar de vacaciones. Estuve con mi esposa en las ciudades de Chicago y New York. Chicago no la conocíamos, NYC es una de nuestras ciudades favoritas. Nos encanta visitarla. Tengo familia y amigos en esa maravillosa ciudad. Tengo recuerdos entrañables y recuerdos cómicos.


Recordaba aquella ocasión en la que andaba por Washington Heights (una parte llena de dominicanos, lo cual a mejorado mucho pero antes era un caos). Salía de casa de un amigo y me dirigía hacia la estación de metro o subway (tren subterraneo de la ciudad) esta es una de las estaciones más subterraneas de la ciudad, hay que bajar muchas escaleras para llegar a las vías del tren. Inicié a descender por las escaleras, cuando llevaba ya un buen trecho. Veo a un hombre joven subiendo las mismas escaleras que yo iba bajando, pero el subía corriendo y con cara de susto. Me mira y me dice gritando: “Run!!! Run!!!”. (¡¡Corre!!, ¡¡Corre!!). Dí media vuelta y salí corriendo tras el. Luego veo que viene una muchedumbre corriendo y subiendo las mismas escaleras que nosotros. Entre correr y preguntarme que estará pasando atino a preguntarle. “¿Qué pasa? ¿Por qué corremos?” Y el tipo, que todavía está alterado y corriendo frente a mí me dice: “I don’t know what happened, but run man, run!!!”. (No sé lo que pasó, pero corre, corre). Entramos a un mini supermercado a guarecernos, los dominicanos en New York le llaman bodega a estos lugares. Cuando entramos como 2 perseguidos el dueño se asustó y nos quería echar. Yo me sentía en medio de una escena de una película sobre cultura dominicana en NYC. Mi líder al cual yo seguía discutía con el señor de la bodega y le explicaba que estabamos huyendo y necesitabamos escondernos. Lo cómico fue cuando nos preguntó de qué huíamos. Nos miramos y lo miramos. Y tuvimos que confesar que no sabíamos de que huíamos. Corrimos como 2 locos sin saber de qué. Nos escondíamos sin conocer la razón de nuestra carrera. En fracciones de segundos hablo conmigo mismo internamente. Esto te pasa por comenzar a correr sin saber por qué. Por seguir a alguien que no conozco. Pero por otro lado ¿Qué hubiese pasado si no corro? ¿Qué hubiese pasado si no le hago caso y sigo bajando las escaleras? o si en vez de correr hubiese subido pero caminando con calma.

Luego los 3 miramos hacia fuera, llegaron varios carros de policia y una van. Los policias salieron y comenzaron a detener a todo el que veían salir de la estación subterranea. Esposaban a las personas y las metían en la van. El dueño de la bodega salió a ver de más cerca. Yo me quedé como estatua. El tipo al que le caí atrás corriendo dijo: “la policía atrapa a todo el mundo, luego averigua. Nos salvamos.” Me dí cuenta de que casí me atrapaban y gracias a que le creí a este y salí corriendo me salvé de una experiencia no deseable en la cárcel de NYC. Esto nunca lo olvidaré. Jamás he vuelto a ver al tipo que me gritó que corriera. Se lo agradeceré siempre.



Dice un proverbio africano: “Todas las mañanas en África, una gacela amanece sabiendo que si no empieza a correr, será presa de un león y perderá su vida. Y todas las mañanas en la misma África también amanece un león sabiendo que si no empieza a correr, no logrará comerse a una gacela y morirá de hambre. Así que ya sea que te haya tocado en la vida ser león o gacela, que la mañana te sorprenda corriendo.”


Increiblemente en la historia de la Iglesia cuando los cristianos han estado corriendo es cuando más unción han tenido a su favor. Es cuando más poder de Dios se ha notado en y a través de ellos. Basta con una lectura no muy profunda de el libro de los Hechos de los Apostoles. Hoy día muchas comunidades están viviendo comodamente su ser cristianos. Muy enfocados en “construir” algo que la gente diga “WAO!”. Hoy día tener un lugar o un evento que atraiga a las personas y que vengan es lo máximo. Pero al inicio no había nada de esto. Lo único concreto que tenían era el mandato de Jesús de ir a evangelizar, el mandato de salir a, de correr hacia. A diferencia de lo que me ocurrió en NYC, los 1eros cristianos sabían que tenían que correr, que salir, que ir. Sabían a quien seguían. A Jesús resucitado. Sabían que si se q
uedaban quietos esperando que la gente viniera esto sería desobediencia. Ir, salir, correr era obedecer.


Esta obediencia es atractiva para la presencia de Dios. A Dios le atrae el dinamismo no el activismo. A Dios le atrae el dinamismo no el estar estático, haciendo lo mismo de siempre. No es lo mismo estar quieto frente a un Dios que te inquieta por los demás, que estar quietos haciendo lo que entendemos que es comodamente agradable para Dios y para todos.


Estamos en tiempos en los que hay que salir, ir, correr. Quien no lo haga se perderá de lo que Dios está ya haciendo. En NYC yo me salvé al correr. La salvación que nos ha regalado Jesús no es estática, es dinámica. No es que ya estoy salvo y gloria a Dios. Es que estoy salvo y esto me mueve a buscar a otros para así darle gloria a Dios. No es invitando a que vengan. Ni construyendo para que vengan. Ni ideando eventos para que vengan sino teniendo toda nuestra vida cristiana enfocada a que si no vamos, si no salimos, si no cor
remos entonces de que sirve el estar “salvados”.


Los signos de la presencia salvífica de Dios se hacen evidentes cuando “corremos”. Cuando no se manifiestan es porque estamos muy quietos, muy estáticos. Muy admirados de lo que ya estamos haciendo por y para Dios. Sin darnos cuenta de que Dios no necesita que hagamos nada por y para El, pero muchas de las personas que nos rodean si necesitan del Dios que tenemos. Muchos creyentes jamás verán a Dios obrar sobrenaturalmente a través de ellos sin dar el paso, sin moverse hacia, sin atreverse a. Pues esto es confiar y sin confianza ninguna relación puede resultar y esto no excluye nuestra relación con Dios.


En mi pequeña comunidad estamos viviendo un tiempo de amanecer en el cual estamos “despertando” y dándonos cuenta que tenemos que correr, y por en
de nuestra fe se está fortaleciendo. Pasamos de ser cristianos de teoría a cristianos de práctica. Con esto no digo que ya llegamos, creeme aún estamos corriendo.

En fin, estamos todos llamados a correr y que nada en nuestra vida cristiana nos impida correr. Correr como Pedro y Juan cuando iban al sepulcro a comprobar que el Crucificado ya había Resucitado. Correr como lo hicieron los creyentes de Jerusalem al salir hacia Judea, Samaria y hasta los confines de la tierra. Es sólo corriendo como veremos y seremos testigos de que lo imposible se hace posible. Espero que a todos la mañana nos sorprenda corriendo.


¡Ah perdón! De seguro te preguntas que fue lo que originó la corrida aquella en la estación de NYC en la que estuve. Lo que ocurriò fue que dos personas se pelearon, uno de ellos tomó una cuchilla e hirió de muerte al otro. No sé en que paró aquello, pero lo
nuestro es que aquel que murió en la cruz esta realmente vivo y para verlo actuar en y a través nuestro hay que correr.